FICÇÃO CIENTÍFICA

 Teresa López Pellisa

Ciencia Ficción – El género de la ciencia ficción se inaugura con el Frankenstein o el moderno
Prometeo
(1818) de Mary Shelley y, aunque popularmente se considera que el término science fiction fue acuñado por Hugo Gernsback en 1926. En cualquier caso, Gernsback define así el término: «By “scientifiction” I mean the Jules Verne, H. G. Wells and Edgar Allan Poe type of story – a charming romance intermingled with scientific fact and prophetic vision» (Clute, et. al., on line), dando por sentado que el pensamiento especulativo y la ciencia son los elementos que caracterizan el género. Son numerosas las formas con las que la crítica se ha referido a la ciencia ficción: «cientificción», «ciencia ficción», «novela científica» (Wells), «mitos verdaderos» (Olaf Stapledon), «ficción especulativa», «literatura de la imaginación disciplinada» (Judith Merril), «literatura de extrañamiento cognoscitivo» (Darko Suvin) o «imaginaciones razonadas» (Borges); pero lo cierto es que toda esta terminología, aunque difiere en ciertos matices, coincide en un elemento esencial, y es que la literatura de ciencia ficción es subversiva, sugestiva y subyugante, porque siempre nos permite pensar que otro mundo es posible (ya sea desde lo utópico o lo distópico).

A lo largo del siglo xix este género literario proliferó y gozó de gran éxito entre el público y la crítica. En Gran Bretaña se popularizaron los scientific romances de la mano de H. G. Wells, y en Francia, los scientifique merveilleux, con Julio Verne como escritor más insigne. A pesar de que podamos hablar de una proto-ciencia ficción que se remontaría a la época grecolatina, la mayoría de estas obras contienen elementos que las sitúan más cerca de lo maravilloso que de la ficción especulativa, si bien es cierto que hay autores que consideran como proto-ciencia ficción el período anterior a 1926, momento en que Hugo Gernsback acuña el término y el género se consolida. A partir de esta fecha la ciencia ficción anglosajona marca la evolución histórica del género y se convierte en el referente hegemónico.

La ciencia ficción se caracteriza por narrar hechos «imposibles», pero no por ello sobrenaturales, ya que, como explica David Roas (2011), todos los acontecimientos extraordinarios tienen una explicación racional basada en la ciencia, la tecnología o las ciencias sociales, sin que se genere ninguna amenaza intra o extratextual (cuya esencia caracteriza a lo fantástico). Esta posibilidad deja de lado cualquier resolución en la que la magia tenga cabida (como ocurre en la fantasía épica o en lo maravilloso). De este modo, la ciencia ficción nos propone una narrativa basada en la especulación imaginativa, ya sea a partir del ámbito de la ciencia y la tecnología o de las ciencias sociales y humanas (por lo que no es imprescindible encontrar elementos tecnológicos para catalogar un texto como perteneciente al género de la ciencia ficción). Darko Suvin (1984: 94) considera que la característica con la que podemos distinguir las diferentes modalidades de la ciencia ficción radica en la hegemonía narrativa de un novum (novedad o innovación) validado mediante la lógica cognoscitiva, que sirve como categoría mediadora entre lo literario y lo extraliterario (y puede ser una invención teórica, un fenómeno, una ubicación espacio-temporal, una máquina, una teoría filosófica, un escenario social o político alternativo, etc.).

El novum de Suvin está validado por la lógica cognitiva y, por lo tanto, es producto de la razón y no de la magia. La ciencia ficción se caracteriza así por proponer mundos posibles en los que todos los fenómenos no miméticos tienen una explicación racional, lógica y verosímil. Por todo esto, no nos puede extrañar que sea precisamente el siglo xix el que favorezca la aparición de un género literario como el de la ciencia ficción, en el que se combinan los elementos racionales con los extraordinarios o imposibles en un momento de convivencia entre el Siglo de las Luces, el Romanticismo y la incipiente Modernidad. Para hablar del nacimiento del género de la ciencia ficción en el siglo xxi es imprescindible recordar el contexto sociopolítico y económico en el que se publica Frankenstein o el moderno Prometeo de Mary Shelley, en 1818: la Primera Revolución Industrial (iniciada a finales del siglo xviii) supuso el mayor proceso de transformación económica, social y tecnológica de gran parte de Europa occidental y Norteamérica. La migración de las zonas rurales hacia la creciente economía urbana generó un desmesurado y desigual crecimiento de las ciudades, la mecanización del trabajo a partir del desarrollo de la maquinaria de la industria textil, la introducción de la máquina de vapor, el avance en la construcción de barcos y ferrocarriles, la invención de la energía eléctrica y, sobre todo, la aparición de dos clases sociales: la burguesía y el proletariado –que darían lugar a la creación de nuevas ideologías y movimientos políticos como el sindicalismo, el anarquismo y el comunismo–, generaron el caldo de cultivo necesario para la aparición de un género como el de la ciencia ficción, consagrado a reflexionar sobre la posibilidad de sociedades alternativas, la deshumanización del ser humano (a partir de las consecuencias de la maquinización de la sociedad tras la Primera y la Segunda Revolución Industrial que tan bien refleja Tiempos modernos (1936) de Charles Chaplin), la crítica al capitalismo y la sociedad de consumo, las consecuencias de la intervención humana en la Naturaleza, o nuestra relación con el Otro (a raíz de los conflictos sociales generados por los grandes flujos migratorios fruto de las necesidades de la clase obrera y las consecuencias devastadoras de las dos Guerras Mundiales). Desde su nacimiento a principios del siglo xix hasta su consolidación durante la primera mitad del siglo xx, este género literario ha ido evolucionado y transformándose, penetrando en diferentes zonas geográficas para adoptar distintos formatos y estilos. Hija del positivismo, la Ilustración y la Revolución Industrial, en la tradición literaria anglosajona la literatura de ciencia ficción ha logrado un reconocimiento y una consolidación que en otras culturas ha sido mucho más lento.

Cronología histórica – podemos hablar de tres períodos históricas importantes en la ciencia ficción: la Edad de Oro (1938-1950), con autores como Isaac Asimov o Arthur C. Clark; la Edad de Plata (1951-1965), con autores como Philip K. Dick o Frederick Pohl; y la Nueva Ola (1966-1975), caracterizada por la experimentación formal y temática con autores como J. G. Ballard y Ursula K. LeGuin. Posteriormente algunos subgéneros de la ciencia ficción marcaron ciertos períodos históricos, en los años 80 y los años 90, como el ciberpunk, capitaneado por su creador William Gibson con la publicación de Neuromante (1984) –caracterizada por una ambientación pesimista hipertecnológica en mundos gobernados por las multinacionales-, y mas tarde el posciberpunk, de la mano de Snow Crash (1992) de Neal Stephenson –cuyos mundos tecnológicos dejan cierta esperanza a la reinstauración de los valores humanos-. La implantación de la cibercultura y la convivencia de nuestra sociedad con las nuevas tecnologías informáticas han naturalizado la presencia de la ciencia ficción en la cultura popular y esto ha dotado al género de un gran éxito a finales del siglo XX y principios del XXI, sobre todo gracias al cine (con películas como Matrix) y a las series de televisión (con propuestas como Black Mirror). Una de las peculiaridades de este género no realista es que tiene expresiones tanto en la narrativa, como en el teatro, el cómic, el cine, la televisión, los videojuegos y la poesía.

Temática y subgéneros – El género de la ciencia ficción es proteico y abarca numerosos subgéneros: el viaje al espacio exterior (De la Tierra a la Luna (1865) de Julio Verne); el viaje en el tiempo (La máquina del tiempo (1895) de H. G. Wells); la narración política, en forma de utopías o distopías (Un mundo feliz (1932) de Aldous Huxley, La guerra de las salamandras (1935) de Karel Čapek o 1984 (1949) de Orwell); el space opera, aventuras espaciales tipo western con alguna trama romántica (La guerra de las Galaxias (1977) de George Lucas); la ucronía, donde se narra algún acontecimiento histórico de manera alternativa (El hombre en el castillo (1962) de Philip K. Dick); el steampunk, con escenarios victorianos en los que se utiliza tecnología anacrónica (Las puertas de Anubis (1983) de Tim Powers o El mapa del tiempo (2008) de Félix J. Palma); el biopunk, centrado en el impacto de biotecnología en el cuerpo humano (Xenogénesis (1987) de Octavia Butler o Fuego Sagrado (1996) de Bruce Sterling). Entre estas categorías tendríamos que incluir el tema del fin de la humanidad (lo apocalíptico y lo posapocalíptico), la corriente medioambientalista (ecología y ecofeminismo), los textos que reflexionan sobre nuestra relación con las máquinas (inteligencia artificial y realidad virtual), la sexualidad y el género alternativo (LGTB+ y feminismo), así como los universos paralelos, el tema del lenguaje y el encuentro con los extraterrestres.

REFERÊNCIAS

CLUTE, John; LANGFORD, David; NICHOLLS, Peter; SLEIGTH, Graham. Encyclopedia of Science Fiction. 3. ed, 2018. Disponível em: http://www.sf-encyclopedia.com/.
FERRERAS, J. Ignacio. La novela de ciencia ficción. Madri: Siglo XXI, 1972.
LÓPEZ-PELLISA, Teresa. Introducción. Historia de la ciencia ficción en la cultura española. MadridIberoamericana/Vervuert, 2018.
ROAS, David. Tras los límites de lo real. Páginas de Espuma: Madrid, 2011.
SUVIN, Darko. Metamorfosis de la ciencia ficción. Sobre la poética y la historia de un género literario. Fondo de Cultura Económica Ciudad de México, 1984.

BIBLIOGRAFIA COMPLEMENTAR

MORENO, Fernando Ángel. Teoría de la Literatura de Ciencia ficción: poética y retórica de lo prospectivo. Gijón: Sportula, 2010.
MORENO, Fernando Ángel. Estudio del futuro: didáctica de la ciencia ficción. Ciudad de México: Bonilla Artigas Editores, 2017.
VINELLI, Aníbal M. Guía para el lector de ciencia ficción. Buenos Aires: Editorial Convergencia, 1977.