H. P. LOVECRAFT – ficcionista

David Roas

H. P. Lovecraft (Providence, Rhode Island, 1890-1937) es uno de los grandes renovadores de lo fantástico, el terror y la ciencia ficción, aunque fue un escritor casi desconocido antes de su muerte: la mayor parte de sus textos publicados aparecieron en revistas pulp, sobre todo en la célebre Weird Tales, y sólo publicó un libro en vida: The Shadow over Innsmouth (1936).

Su obra fantástica y de terror discurre por tres caminos fundamentales:

1) relatos de terror gótico y macabro: en ellos Lovecraft explora lo fantástico en su versión más tradicional en la estela de Edgar Allan Poe. Entre ellos cabe destacar “The Terrible Old Man” (1921), “The Picture in the House” (1921), “In the Vault” (1925) o “Herbert West – Reanimator” (1922).

2) relatos oníricos: textos de carácter maravilloso muy influidos por la obra de Lord Dunsany y ambientados en mundos imaginarios, ajenos al real. Una buena muestra la tenemos en cuentos como “Polaris” (1920), “The Cats of Ulthar” (1920), “Celephais” (1922) o “The Other Gods” (1933). A medio camino entre los relatos oníricos y el terror cósmico de los Mitos de Cthulhu (a los que enseguida me referiré) está el ciclo de relatos que protagoniza el viajero Randolph Carter: “The Statement of Randolph Carter” (1920), “The Silver Key” (1929), “Through the Gates of the Silver Key” (1934) y “The Dream-Quest of Unknown Kadath” (1943).

3) el ciclo de los Mitos de Cthulhu: estos son los relatos que verdaderamente han hecho famoso a Lovecraft y los que han generado una mayor influencia en los escritores fantásticos y de ciencia ficción posteriores. Entre ellos están algunos de sus relatos más impactantes e innovadores: “The Call of Cthulhu” (1928), “The Dunwich Horror” (1929), “The Shadow over Innsmouth” (1936), At the Mountains of Madness (1936), “The Shadow Out of Time” (1936), “The Thing on the Doorstep” (1937) y The Case of Charles Dexter Ward (1941). A esta lista podríamos añadir también los poemas recogidos después de su muerte en el volumen Fungi from Yuggoth (1943).

Para comprender el valor de la aportación de Lovecraft hay que tener presente que a finales del siglo XIX y principios del XX se produjo una decisiva modificación en la experiencia de la realidad, fruto, sobre todo, de los avances científicos (la teoría de la relatividad, la mecánica cuántica) y de los horrores vividos durante la Primera Guerra Mundial, que hizo necesaria una forma fantástica que encarnase los nuevos terrores de esta época, demasiado vagos, irracionales y cataclísmicos para ser expresados en las formas ya conocidas. Podría decirse que surge un nuevo terror que supera lo individual, extrapolándolo a un ámbito universal, cósmico. Ello se encarna también, por ejemplo, en otro motivo literario ampliamente cultivado desde The War of the Worlds (1898), de H.G. Wells: el miedo a la invasión extraterrestre y el posible fin de la raza humana.

Como afirma Rafael Llopis, “los Mitos de Cthulhu traducen en palabras y conceptos el terror de hoy, ese terror sin nombre que sólo puede expresarse mediante imágenes de sueño o de locura apocalíptica” (1969, p. 16), y suponen un cambio radical respecto a la narrativa fantástica que se cultiva durante las primeras décadas del siglo XX, tanto en la forma como en el contenido: las figuras familiares del terror (fantasmas, vampiros, etc.), demasiado próximas a las realidades humanas, son sustituidas por terrores arquetípicos y cósmicos, dioses malignos y criaturas monstruosas (nunca antropomorfas) no sometidos al tiempo ni al espacio, ni a la vida o la muerte, y que, además, están más allá de cualquier concepto de moral (algo que también se convierte en una fuente de horror). Así, para provocar el estremecimiento del lector, la literatura fantástica echó mano de tradiciones sagradas remotas y de divinidades enigmáticas y desconocidas (la amenaza de lo numinoso). Entre tales seres están Cthulhu, Nyarlatothep, Yog-Sothoth, Subb-Nigurath o Dagon. Los adoradores de estos dioses entre los humanos tienen a su disposición algunos libros y ritos que permiten abrir momentáneamente las puertas entre su dimensión y la nuestra: el más famoso de esos libros es, sin duda, el Necronomicón, obra del árabe loco Abdul Alhazred, un texto que aparece citado con tal profusión de detalles bibliográficos y se citan tantos pasajes suyos en los relatos de Lovecraft y de su círculo de amigos: Robert E. Howard, Clark Ashton Smith, Frank Belknap Long, August Derleth y Robert Bloch, por citar algunos de los más célebres.

Otros elementos recurrentes que aparecen en los relatos que forman los Mitos de Cthulhu es la ambientación en Nueva Inglaterra: junto a ciudades reales como Providence o Boston, Lovecraft inventó otras ciudades, lugares siniestros que ocultan terribles secretos, como son Innsmouth, Arkham, Dunwich o Kingsport (inspiradas en ciudades reales como Salem o Marblehead). Pese a inventarse esos lugares, sus ofrecen una detallada ambientación espacial y temporal que contribuye a hacer mucho más verosímiles sus historias y, al mismo tiempo, mucho más impactantes. No ha de extrañar, pues, que Lovecraft, en su ensayo Supernatural Horror in Literature (1927), afirme lo siguiente:

la literatura de terror debe ser realista y ambiental, limitando su desviación de la naturaleza al canal sobrenatural elegido, y recordando que el escenario, el tono y los acontecimientos son más importantes a la hora de comunicar lo que se pretende que los personajes y la acción misma. El quid de cualquier relato que pretende ser terrorífico es simplemente la violación o superación de una ley cósmica inmutable […], pues los “héroes” lógicos son los fenómenos y no las personas… (1927, p. 17)

A todo ello hay que añadir que el estilo y forma se los relatos se van haciendo cada vez más pseudocientíficos y racionalizados para dar mayor verosimilitud a las historias, apoyándose en nuevas hipótesis científicas (como la cuarta dimensión) o en el descubrimiento de nuevos planetas.

Pero si bien los narradores de Lovecraft trata por todos los medios de construir un mundo lo más semejante posible al del lector, su expresión se vuelve oscura, torpe, indirecta, cuando se enfrenta con lo sobrenatural. Esto tiene una explicación lógica: los terribles seres que amenazan la integridad de los protagonistas de sus relatos, no pueden ser descritos, pues responden a característica físicas impensables para el hombre. Así, el discurso del narrador se hace vago e impreciso, pues se ve impotente para describir aquellos horrores, y no puede hacer otra cosa que compararlos a algo terrestre, es decir, a algo real. Esto es lo que Jean Bellemin-Nöel llama procedimiento de pseudo-preterición: un pasaje que va más allá de lo descriptible y que deja al cuidado del lector el imaginar lo inimaginable, es decir, lo que no puede ser nombrado (uno de sus relatos se titula significativamente “Tne unnamable”).

En los relatos de Lovecraft el terror radica muchas veces en una insinuación que, desarrollándose de un modo creciente junto a la trama, desemboca en una terrible revelación (verdadero final de sus relatos): nuestro mundo aparentemente ordenado y estable linda con otro mundo numinoso y terrible que espera al acecho para infiltrarse en el nuestro. Como decía el propio Lovecraft, “el cosmos es un círculo de fatalidad tan cerrado… que nada me resulta tan realmente dramático como la súbita y anormal violación de esa implacable inevitabilidad… algo que no puede existir, pero que uno puede imaginar como existente…” (citado en Sprague de Camp, 2002, p. 326).

REFERÊNCIAS

LOVECRAFT, H. P. El horror sobrenatural en la literatura. Madrid: Alberto Santos Editor, 1927.
LLOPIS, Rafael. Los Mitos de Cthulhu. In: Los Mitos de Cthulhu, H.P. Lovecraft y otros. ed. 1. Madrid: Alianza Editorial, p. 11-52, 1969.
SPRAGUE DE CAMP, L. Lovecraft: una biografía. Madrid: Valdemar, 2002.

BIBLIOGRAFIA COMPLEMENTAR

BURLESON, Donald R. Lovecraft: Disturbing the Universe. The University Pressof Kwentucky, 1990.
HOUELLEBECQ, Michel. H. P. Lovecraft. Contre le monde, contre la vie. Paris: J’ai lu, 1991.
JOSHI, S.T. H.P. Lovecraft: A Life. West Warwick: Necronomicon Press, 1996.
JOSHI, S.T. H.P. Lovecraft. A Comprehensive Bibliography. University of Tampa Press, 2009.
JOSHI, S.T. I am Providence: The Life and Times of H.P. Lovecraft. Hippocampus Press, 2010.
LÉVY, Maurice. Lovecraft, ou Du fantastique. París: Union Général d’Éditions, 1972.
SIMMONS, David (Ed). New Critical Essays on H. P. Lovecraft. New York: Palgrave, Macmillan., 2013.
SMITH, Don G. H.P. Lovecraft in Popular Culture: The Works and Their Adaptations in Film, Television, Comics, Music and Games. Mcfarland & Com 2006.
WAUGH, Robert H (Ed). Lovecraft and Influence: His Predecessors and Successors. Scarecrow Press, 2013.