GÓTICO – elementos narrativos

Pampa Arán

Enigma y suspenso son los engranajes que sostienen los universos narrativos del gótico y gobiernan todos los recursos que enhebran las incontables peripecias de la historia, los motivos, el espacio-tiempo representado y los personajes, por medio de un narrador omnisciente, que sabe dosificar la información para crear el misterio y el efecto psicológico de miedo o terror. La trampa y la apariencia gobiernan la representación: nada es lo que parece, todo oculta un secreto, el mal acecha a cada paso, lo invisible se vuelve visible y lo inanimado cobra vida. Planteadas casi todas las unidades narrativas como elementos opositivos, la oscuridad será aliada del misterio y la luz lo desvanecerá, así como la verdad que se impondrá al final. Algunos temas como el incesto y la homosexualidad, exaltados en el relato en las formas del amor puro, despuntan soterrados como impugnación de la norma y de la ley moral represiva, si bien suelen resolverse en la ambigüedad moral.

Considerando esta matriz básica, podemos revisar sintéticamente algunos motivos dominantes que forman parte indispensable del escenario espaciotemporal donde acontecen las intrincadas y en apariencia macabras y satánicas historias, espacios que son siempre laberínticos, lúgubres y cerrados: cementerios, tumbas, criptas, pasadizos y los más célebres, en oposición, castillo peligroso, oscuro y en ruinas, frente a convento seguro y luminoso (LÓPEZ SANTOS, 2010a). El tiempo acompasa este espacio y se presenta siempre remoto e impreciso, domina el “hiperbolismo fantástico del tiempo” (BAJTÍN, 1989, p. 306) que se expande en forma difícil de medir y que se transforma también en tiempo interiorizado, en síntoma de una asfixia subjetiva y cultural a medida que el género evolucione.

El castillo medieval se convirtió en una figura literaria que ha dado origen a muchas interpretaciones y ha tenido larga descendencia. Planteado inicialmente como castillo verdadero (y cabe recordar los que construyeron para habitar personalmente Walpole y Beckford), fue uno de los escenarios preferidos del gótico, ya que concentraba todas las posibilidades de un espacio aislado, cerrado y amenazante, poblado de fantasmas y lleno de misterios, de acceso y salida difíciles, alto y orgulloso pero al borde del precipicio, casi intemporal:

los castillos góticos son por definición lugares arcaicos. Pero también sin duda por eso mismo, albergan en su arquitectura de exceso, sueños suturados, osarios de sombras que iluminan las zonas más sordas de la experiencia humana permitiendo el acceso a un saber alucinatorio. (NEGRONI, 2015, p. 20)

Rastreados en forma múltiple en el desarrollo del gótico, en Radcliffe, Beckford y Maturin, por ejemplo, se transforman en la mansión de Cumbres borrascosas, la casa Usher en Poe, y reaparecen como El castillo en Kafka, imagen de la ley y de lo imposible. En última instancia, el espacio gótico es siempre el lugar de un deseo letal, que se incendia (Jane Eyre, Rebeca) o se autodestruye (NEGRONI, 2015).

Conventos, iglesias, abadías y monasterios son, por el contrario, los lugares seguros donde las heroínas se refugian hasta que Lewis, con El monje, lo convierte también en un lugar peligroso, generalizando entonces el desorden de la maldad y volviéndolo un espacio subjetivo (LÓPEZ SANTOS, 2010a, p. 286).

La escenografía del gótico era espectacular (hay quienes han estudiado su vínculo con la arquitectura) y desafiaba la imaginación del lector, por eso fue llevada enseguida al teatro, y posteriormente al cine:

Los empresarios teatrales se apropiaron rápidamente de la moda del gótico literario. Matthew Lewis, autor de El monje, horripilante novela sobre hipocresía religiosa, también fue el creador de melodramas teatrales como el éxito de 1797 The Castle Spectre. Sin embargo, la principal inspiración teatral vendría de la mano del Frankenstein de Mary Shelley y El vampiro de John Polidori. El vampiro de James Robinson Planche se estrenó en 1820 y Presumption or The Fate of Frankenstein de Richard Brinsley Peake en 1823. T.P. Cooke alcanzó la fama por interpretar al vampiro y al monstruo en la misma noche, presagiando el vínculo entre Frankenstein y Drácula durante el siglo xx. La popularidad del terror escénico británico culminó en 1888 con la llegada a Londres de una adaptación americana de El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde de R.L. Stevenson. A pesar de esta rica herencia de literatura y melodrama teatral góticos, los cineastas británicos fueron notablemente lentos a la hora de perfeccionar un cine gótico equivalente hasta la emergencia de la Hammer a mediados de 1950. (SOLAZ, 2003, p. 4)

López Santos (2010) caracteriza los personajes centrales de esas novelas: el villano, antihéroe rebelde que lucha contra el destino que lo ha condenado a ser malignamente excesivo y cuyo proceso de redención solo puede comenzar con la muerte; la mujer fatal, diabólica, ambiciosa y seductora; el caballero, siempre apuesto, noble y valeroso; la heroína, suma de todas las virtudes clásicas, generalmente huérfana, pero de origen noble, bella, inocente y siempre perseguida y ultrajada, que sin embargo se mantiene firme en sus principios y finalmente, pese a todas las pruebas, alcanza el amor del héroe. Debemos recordar, sin embargo, que estos personajes estereotipados en el gótico temprano, fueron evolucionando en las novelas del siglo XIX, que adquirieron rasgos de mayor profundidad psicológica, avanzando sobre las formas de la identidad del sujeto moderno y hacia cierto escepticismo en lo sobrenatural.

Entre los personajes de mayor desarrollo, descuellan el fantasma, representación del pasado en el presente y el vampiro “un ser enamorado de su propio desamparo” (NEGRONI, 2015, p. 33). Escribir sobre la importancia y descendencia de ambos personajes sería tomar un desvío importante que precede en algún caso y desborda los límites del gótico propiamente dicho, pues han ido adoptando diferentes significados en distintas épocas, así como el monstruo y el doble. Cabe recordar por ejemplo que el fantasma, verosímil en la época de Hamlet, era un recurso retórico a fines del siglo XVIII.

El movimiento romántico muestra muchas de las figuras lúgubres y de la escenografía medieval del gótico inglés de fines del XVIII, al punto tal que es bastante difícil trazar un límite certero entre gótico y romántico en la producción narrativa europea del siglo XIX. A juicio de Jackson, mientras el Romanticismo busca un conocimiento de verdades últimas a través de la gnosis espiritual, el gótico profundiza su tendencia a la desintegración del yo, su secularización y escepticismo, acentuando la brecha entre lo racional y lo espiritual, que se constituirá como característica del fantástico letrado (JACKSON, 1986, p. 103).

REFERÊNCIAS

BAJTÍN, Mijaíl. El problema de los géneros discursivos. InEstética de la creación verbal. Tradução de Tatiana Bubnova. México: Siglo XXI, p. 248-293, 1982.
BAJTÍN, Mijaíl. Las formas del tiempo y del cronotopo en la novela. Ensayos sobre Poética histórica. InTeoría y estética de la novela. Tradução de Helena Kriukova y Vicente Cazcarra. Madrid: Taurus, p. 237-410, 1989 [1936-1937].
JACKSON, Rosmary. Fantasy. Literatura y subversión. Tradução de Cecilia Absatz. Bs.As: Catálogos edit, 1986.
LÓPEZ SANTOS, MIriam. Teoría de la novela gótica. Alicante: Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2010. Dispónível em: www.biblioteca.org.ar/libros/156681.
LÓPEZ SANTOS, Miriam. Ampliación de los horizontes cronotópicos de la novela gótica. UNEDRevista Signa, v. 19, p. 273-292, 2010. Disponível em: http://revistas.uned.es/index.php/signa/article/view/6237. Acesso em 12 jan. 2019.
NEGRONI, María. Museo Negro. Buenos Aires: Norma, 1999.
NEGRONI, María. La noche tiene mil ojos. CABA: Caja Negra, 2015.
SOLAZ, Lucía. Literatura gótica. Biblioteca Virtual Universal, 2003. Disponível em: http://www.ucm.es/info/especulo/numero23/gotica.html. Acesso em 05 jan. 2019.

BIBLIOGRAFIA COMPLEMENTAR

CORTÁZAR, Julio. Notas sobre lo fantástico en el Río de la Plata. In: Caravelle. Cahiers du monde hispanique et luso- brésilien. v. 25, p. 145-151, 1975.
FREUD, Sigmund. Lo ominoso. InObra Completa, vol. XVII. Tradução de José Luis Etcheverry. Bs.As/Madrid: Amorrortu, p. 217-253, 1979.
CASTLE, Terry. The Female Thermometer. Eighteenth-Century Culture and the Invention of the Uncanny. New York, Oxford University Press, 1995. Disponível em: https://monoskop.org/images/e/e6/Castle_Terry_The_Female_Thermometer_Eighteenth-Century_Culture_and_the_Invention_of_the_Uncanny.pdf. Acesso em 10 jan. 2019
CLERY Emma. The Rise of Supernatural Fiction, 1762-1800. Cambridge: Cambridge University Press, 1995.
LOVECRAFT, Howard Ph. El horror sobrenatural en la literatura. Madrid: Alianza, 1984.
PENZOLDT, Peter. The Supernatural in Fiction. Londres: Meter Nevill, 1952.
VARMA, Devendra P. The Gothic Flame. Being a History of the Gothic Novel in England: its Origins, Efflorescence, Disintegration and Residuary Influences. London, 1957.